lunes, 18 de marzo de 2013

REACTIVAR LA INDAGACIÓN ÉTICA EN EL SENO DE LAS ADMINISTRACIONES PÚBLICAS.



La situación que atraviesa nuestro país, azotado por numerosos fenómenos de corrupción que afectan casi al conjunto de las instituciones y niveles de gobierno del Estado, así como a un importante sector de la vida económica, en el que hay que incluir a una parte de las entidades financieras y a un destacado porcentaje de empresas y trabajadores que viven al margen del control oficial, incumpliendo la normativa laboral y fiscal, vulnerando con ello los principios de la ética pública, al colocarse fuera del Estado de Derecho y de la solidaridad colectiva que conlleva el cumplimiento de los deberes legales, aconsejan retomar la indagación ética, como ciudadanos, pero sobre todo, porque es el objeto principal de este blog, como servidores públicos, como personas dedicadas profesionalmente al servicio del interés general.

La preocupación ética dentro de las Administraciones Públicas tiene mucho que ver con la atonía y la desmoralización de buena parte de quienes trabajan en ellas, cuyo trabajo parece haberse desvinculado de los valores que daban sentido a la actividad administrativa que les corresponde desarrollar. Es difícil que la función de un servidor público, en una organización tan amplia y segmentada como una Administración, cobre sentido si no somos capaces de conectar cada uno de nuestros actos con los valores esenciales de nuestra actividad, como es la garantía del principio de legalidad y el funcionamiento del Estado de Derecho o la realización del interés general y la salvaguarda o realización de los derechos de los ciudadanos.

Una Administración ética es una condición necesaria para el logro de una sociedad decente, en la que los ciudadanos no se vean atropellados ni humillados por las instituciones públicas.

Una Administración ética es también un importantísimo factor de prevención de la corrupción pública, es decir, de la utilización ilegítima de las potestades o de los recursos públicos para fines ajenos al interés general.

En la crisis general que viven hoy nuestras instituciones, rescatar el sentimiento ético de los servidores públicos y hacer de éstos unos agentes comprometidos con los valores democráticos y con el respeto de la legalidad supondría, probablemente, el mejor mecanismo de prevención y corrección de la corrupción pública, tanto política como administrativa, pues ésta ha de corregirse en la fuente, en su origen, sin esperar a su denuncia y sanción en el ámbito judicial, donde aflora una mínima parte de la corrupción realmente existente.

Para avanzar en ese camino de reactivación ética de los servidores públicos, de debate, de toma de conciencia, y de posterior compromiso, se pretende reactivar este sencillo blog, vinculado a la Asociación para la Defensa de la Función Pública Aragonesa, que en estos días celebra su VI asamblea anual, acumulando seis años de trabajo a sus espaldas, reivindicando la legalidad, la profesionalidad y la ética pública como señas de identidad de los servidores públicos dentro de una democracia constitucional.